CALLES
CON TINTA
AIRES DE BANDONEÓN
Llevo el Sur, como un destino del corazón. . .
Por Norma
Rosa Torello* Parte I
Publicada en Periódico Conexión 2000 – Abril 2017
El sur es la génesis
de una explosión creativa en permanente estado de ebullición. Un manantial de
agua fresca en la que el hilo del tiempo se funde en la trama de sus calles y
de su gente. Fue y es la musa inspiradora de célebres plumas, cuyas almas
cayeron subyugadas a su misterioso encanto.
Tangos, novelas, cuentos, poemas
y música se gestaron en sus esquinas de luces y de sombras. El cine también eligió sus escenarios de barcos, humo,
adoquines, y pasiones encontradas. Historias inolvidables nacieron en su seno
de luchas, desigualdades y también de
amor al lugar que fue esperanza y refugio para muchos para los cuales la fe,
fue el motor para sostenerse en las
adversidades. El sur le dio mucho a la
Ciudad de Buenos Aires, sin embargo, hace muchos años, se ha naturalizado su abandono. Mientras en él vivamos seguirá vivo, y porque
no guardar la ilusión como los que nos precedieron, que no solo será un
conjunto de ayeres que hicieron su historia,
sino que se harán visibles también sus necesidades de progreso, y por añadidura, el de su gente.
En la foto: Una escena de la película Sur de Fernando "Pino" Solanas. Con Roberto "El Polaco" Goyeneche y Néstor Marconi en bandoneón.
LA BOCA, LITERARIA
Edmundo D' Amicis
A fines del siglo XIX, cuando era
intensa la actividad en La Boca, visitó ese barrio Edmundo D' Amicis, periodista y escritor italiano, autor de "Corazón”. En uno de sus cuentos "De los Apeninos a los Andes" Marco,
el protagonista, llegó a la Boca en busca de su madre y durmió en "un cuartito al lado de un almacén del
puerto, después de haber pasado todo el día sobre un montón de vigas y como
atolondrado, frente a mástiles de barcos, de lanchas, de vaporcitos".
ENRIQUE GONZALEZ TUÑÓN
Enrique González Tuñón, enorme poeta rioplatense |
Enrique González Tuñón, un grande
entre los poetas rioplatenses, cuentista, periodista, escritor, novelista,
bohemio y porteño si los hubo, escribe en su obra Tangos, acerca de los
recovecos boquenses. “Cabalga en la
brisa del Riachuelo una melancólica canción napolitana”. No solo en esa esquina
clásica, sino en muchas otras calles, Pinzón, Brandsen, Olavarría, Gaboto,
reinaba el tango soberano en cafés, bares de camareras y otros lugares de
turbio renombre, muy semejantes a El Farol Colorado, en la Isla Maciel.
JOSÉ MÁRMOL –
AMALIA
En "Amalia" de José Mármol, Daniel Bello un día detuvo su caballo en la
barranca de Balcarce para extasiarse con la vista de los valles floridos de
Barracas, al final de ellos el gracioso riachuelo y a la izquierda la "planicie
esmeralda de La Boca".
Se refería a que se encontraba frente
a una de las más bellas perspectivas de
Buenos Aires
RUBÉN DARÍO
En su Autobiografía
rememora al barrio de La Boca, de luces
y contrastes y de olor a pescados y pastas.
ESTEBAN ECHEVERRÍA
En los albores, La Boca, no pasaba de
ser un inmenso sauzal, emergente de la paja brava, entre otros árboles. En uno
de sus poemas, Echeverría, rememora este paisaje.
"El Riachuelo se desliza
del Gran Plata tributario
sombrean su fresca orilla
viejos sauces agobiados
jóvenes retoños suyos,
acacias, higueras y álamos".
CARLOS MAURICIO PACHECO
TEATRO DEL PUEBLO RIOPLATENSE
En LA BOCA DEL RIACHUELO- SAINETE DEL AÑO 1919 ha quedado plasmado el sentir de La
Boca, de Carlos Pacheco, uno de sus personajes vuelve al barrio, luego de
habérselo dado por muerto cuando el barco mercante en que viajaba fue
torpedeado por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial.
Pacheco
presenta entonces el colorido mundo boquense de casitas que parecen hechas con
despojos de náufragos, de bodegas portuarias, de boteros que cruzan a la gente
a la Isla Maciel, de marineros, de músicos.
ROBERTO MARIANI
BOQUENSE, DEL GRUPO BOEDO
Roberto Mariani, el poeta olvidado de La Boca |
Si se observan algunas casas de La
Boca se encontrarán placas como la que
está en Suárez 743 que recuerda el nacimiento de Roberto Mariani, uno de los
poetas adheridos al grupo "Boedo".
En
su obra póstuma "La cruz nuestra de
cada día" refleja la vida de La Boca e inclusive muestra la vida en el
conventillo "La Colmena", uno de los tantos que albergaron a los
primeros inmigrantes de principios de siglo.
ERNESTO SÁBATO
SOBRE HÉROES Y TUMBAS
Ernesto Sábato, Sobre Héroes y Tumbas. En el Parque Lezama |
Una
de sus novelas más reconocidas, “Sobre Héroes y Tumbas” comienza en el
Parque Lezama y elige al barrio de La Boca para alguna de sus escenarios.
En 1961 publica Sobre héroes y tumbas,
considerada una de las mejores novelas argentinas del siglo XX. Se trata de la
historia de una familia aristocrática argentina en decadencia, que comienza
justo en el Parque Lezama y contiene algunas escenas en el barrio de La Boca.
Un personaje llamado Martín, sentado en un banco del Parque Lezama al lado de
la estatua de Ceres, conoce a una chica extraordinaria y misteriosa llamada
Alejandra Vidal.
"Pasaron muchos días de agitación. Porque
sabía que volvería a verla, tenía la seguridad de que ella volvería al mismo
lugar. Durante ese tiempo no hizo otra cosa que pensar en la muchacha
desconocida y cada tarde se sentaba en aquel banco, con la misma mezcla de
temor y de esperanza. Hasta que un día, pensando que todo había sido un disparate,
decidió ir a La Boca, en lugar de acudir una vez más, ridículamente, al banco
del Parque Lezama. Y estaba ya en la calle Almirante Brown cuando empezó a
caminar de vuelta hacia el lugar habitual; primero con lentitud y como
vacilando, con timidez; luego, con creciente apuro, hasta terminar corriendo,
como si pudiese llegar tarde a una cita convenida de antemano. Sí, allá estaba.
Desde lejos la vio caminando hacia él. Martín se detuvo, mientras sentía cómo
golpeaba su corazón. La muchacha avanzó hacia él y cuando estuvo a su lado le
dijo: —Te estaba esperando. (Sobre Héroes y Tumbas. Capítulo I. El Dragón y la
Princesa )
Atravesaron nuevamente el parque —Vamos un
rato a la Dársena —dijo Alejandra.
Bajaron por Almirante Brown, doblaron por
Arzobispo Espinosa hacia abajo y por Pedro de Mendoza llegaron hasta un barco
sueco que estaba cargando. Alejandra se sentó sobre uno de los grandes cajones
que venían de Suecia, mirando hacia el río, y Martín en uno más bajo, como si
sintiese el vasallaje hacia aquella princesa. Y ambos miraban el gran río de
color de león. (Sobre Héroes y Tumbas. Capitulo XVII. El Dragón y la Princesa )
BORGES. LA CALLE
SUÁREZ Y EL PARQUE LEZAMA
A Borges le encantaba recorrer San
Telmo (dirigió la Biblioteca Nacional cuando funcionaba en México 564),
Barracas, Constitución y La Boca. Ubicó a El Aleph en una casa ficcional de la
calle Garay. Estela Canto, a la que le dedicó el cuento y le regaló el
manuscrito, narró la pasión de él por el Parque Lezama, donde se quedaban hasta
la madrugada. Susana Ganora, profesora de literatura que estudió con Borges, lo
recuerda aún más al sur: “Le gustaba recorrer la calle Suárez; me
decía que le hacía evocar a su bisabuelo materno”.
Borges en Barracas |
MONTMARTRE Y LA BOCA
Fue lugar de reunión de pintores, al
igual que las calles de Montmartre en Paris. Fue el escenario propicio para la
realización de obras teatrales, dirigidas por Cecilio Madanes, en las que participaban grandes actores e
inclusive los vecinos del lugar.
TEATRO CAMINITO
Este habrá sido el pensamiento de Cecilio
Madanes, gran referente de la cultura, tenía el anhelo de acercar el teatro al
pueblo, por tanto lo sacó a la calle. De
ahí, la fundación del Teatro Caminito de la mano de Madanes un 18 de diciembre
de 1957.
Grandes intérpretes se presentaron en
el Teatro Caminito: Antonio Gasalla, Jorge y Aída Luz, Juan Carlos Altavista,
Oscar Aráiz, Edda Díaz, Diana Maggi, Eva Dongé, y Violeta Antier, entre muchos
otros.
Madanes contó con la colaboración de
talentosos pioneros del mundo de la cultura como: Manucho Mujica Láinez, que
traducía las obras del inglés especialmente para él; Raúl Soldi y Carlos Alonso
que diagramaban las portadas de los programas de mano, Delia Cancela y Pablo
Mesejean que diseñaban los vestuarios, y Benito Quinquela Martín, quien aportó su
mirada para vincular al teatro con la identidad del barrio, ya que fue el
artista quien decidió los colores con los que se pintarían las fachadas de las
casas lindantes a la sala callejera
Los chismes de las mujeres, La zapatera
prodigiosa, Una viuda difícil, La pérgola de las flores, y El sueño de una
noche de verano, fueron algunas de las
piezas que allí se representaron.
En 1973 el Teatro Caminito bajó el telón por
última vez. 41 años más tarde sus puertas se reabrieron.
En un homenaje al fundador del teatro
callejero, Victor Laplace, actor, director y guionista, remarcó: “Madanes
también promovió un teatro de repertorio, en el que además participaban los
vecinos del barrio. Fue una gran experiencia y era muy prestigioso trabajar con
él”.
FRANCISCO ISERNIA
En la calle Martín Rodriguez nació el
poeta Francisco Isernia. Colaboró en revistas y diarios de amplia difusión. Escribió
sobre el río, sobre la noche.
Figura en las Antologías de César
Tiempo, Julio Noé, Pedro Juan Vignale.
VIENTOS DE AGUA
UNA FICCIÓN DE CULTO, QUE DEBERÍA REPONERSE EN LA
TELEVISIÓN PÚBLICA POR SU ENORME VALOR
CULTURAL
Escena de la serie Vientos de Agua, Conventillo y futbol |
Desde mi perspectiva, es esta serie
creada por el director argentino Juan José Campanella, coproducción argentino-española, una obra magistralmente contada, dirigida e
interpretada. Una joya para los ojos, y para el alma del espectador. Imposible
no identificarse con su argumento.
José (Ernesto Alterio), protagoniza la
vida de su padre en la vida real, Héctor Alterio, en su juventud cuando al
morir su hermano en una mina, se embarca
rumbo a Argentina, conociendo en su viaje a Juliusz Lazlo (Pablo Rago), un
joven judío de nacionalidad húngara y a Gemma (Francesca Trentacarlini/Giulia
Michelini), una niña italiana de nueve años que perdió a su familia. Juntos se
instalan en un conventillo del barrio porteño de La Boca. La
historia continúa durante las décadas de 1940 y 1950 con las vivencias de José
con el estallido de la Guerra Civil española, la historia de amor entre Juliusz
y Gemma, el panorama político argentino durante el peronismo y con las
distintas mujeres que pasan por la vida de José, como su primera esposa Sophie
(Caterina Murino) y la segunda, Lucía (Valeria Bertuccelli), quien terminaría
siendo la madre de Ernesto (Eduardo Blanco).
Una doble historia de emigrantes: la
de José Olaya (Ernesto Alterio), un asturiano que en 1934 abandona España para
marchar a Argentina, y la de su hijo, Ernesto Olaya (Eduardo Blanco), un
arquitecto que acuciado por la crisis argentina de 2001 abandona su país para
venir a España.
Este doble viaje de ida y vuelta
separado por más de sesenta años nos hace reflexionar sobre nuestra propia
historia y la de nuestros abuelos, más allá de nacionalidades, transmitiéndonos
relatos de superación personal, de sufrimiento pero también de vínculos de
amistad indestructibles. Asimismo muestra también como la historia es cíclica,
porque lo que no termina de resolverse, al cabo de los años, siempre vuelve a
repetirse.
TEATRO: PARQUE LEZAMA
CAMPANELLA- BLANCO-BRANDONI
Historia escrita por Herb Gardner. El
ganador del Oscar y prestigioso cineasta Juan José Campanella, interviene la
obra, cambiando el escenario original que se asienta en el Central Park de New
York y la traslada al Parque Lezama.
Logrando en esta adaptación una argentinidad natural. Con fastuosa
escenografía, la dupla protagonista de actores se luce, en esta obra de teatro
en la que un banco del parque es testigo de diálogos imperdibles, entre los
protagonistas centrales.
Brandoni, Campanella, Eduardo Blanco. |
TANGOS EN LA BOCA
CAMINITO
Juan de Dios Filiberto |
«Caminito»
es una canción de tango compuesta en 1926 por los argentinos Juan de Dios
Filiberto (música) y Gabino Coria Peñaloza (letra). Fue grabado inicialmente
por Carlos Gardel pero logró el éxito con una interpretación de Ignacio
Corsini.
La letra de
la canción -anterior a la música- está inspirada en el Caminito de Olta, parte
de un antiguo sendero rural que llevaba desde la localidad hasta el pueblo
cercano de Loma Blanca. La música por su parte está inspirada en el «Caminito»
del barrio de La Boca en Buenos Aires.
De hecho, la
calle fue rebautizada y rediseñada como el actual Caminito, con objetivos
turísticos, en 1950. La letra del Tango se refiere realmente a un camino rural
de la localidad de Olta, en la provincia
de La Rioja. Está dentro de la triada de tangos más famosos en todo el mundo, ocupando
el tercer lugar, luego de La Cumparsita y El Choclo.
En el poema,
el poeta le habla al caminito, como confidente y como testigo silencioso de su
soledad y su tristeza («he venido a contarte mi mal»). El caminito es el lugar
al que el autor va a recordar a un gran amor perdido, con quien solía caminar
por allí. Sin embargo, según la letra, es la última vez que el poeta irá al
caminito («he venido por última vez»). El sentido de la letra puede
interpretarse como una intención del poeta de matarse («yo también me voy»;
«que el tiempo nos mate a los dos»), pero también como una decisión de
marcharse también él, para seguir con su vida, a pesar del dolor de haberla
perdido:
Desde que se
fue/triste vivo yo/,caminito amigo/ yo también me voy.
En una
figura de la tercera estrofa, el poeta pone en evidencia que el caminito no
solo es un lugar de recuerdo de ella, sino una posible conexión entre ambos
amantes, ante la posibilidad de que ella también pudiera volver a pasar. Como si
fuera un amigo que continúa viendo a ambos amantes luego de separados, el poeta
le pide que no le diga que llora por ella:
...no le
digas si vuelve a pasar/ que mi llanto tu suelo regó.
El poema
reflexiona también sobre el paso del tiempo, tema recurrente en el tango. El
poeta se identifica con el caminito: cuando él era feliz con su amada, el
caminito era un bello sendero «bordado de trébol y juncos en flor»; ahora,
cuando él la ha perdido y el tiempo ha pasado, el caminito está «cubierto de
cardos» y borrado por «la mano del tiempo».
Finalmente,
el poeta se despide del caminito. Toda la canción es una despedida. El autor le
dice al caminito que siente que «quisiera caer» a su lado, pero que al mismo
tiempo, ha tomado la decisión de dejar de venir al caminito, para seguir los
pasos de ella, no en el sentido de seguirla a ella, sino de irse de allí.
Seguiré sus
pasos.../ Caminito, adiós.
Caminito- Año 1939 |
Música
La música
fue compuesta por Juan de Dios Filiberto. Sus primeros compases fueron gestados
en 1923, para completarla en 1926. Filiberto la inscribió como «canción
porteña», para diferenciarla del tango clásico. La música de Caminito
«participa del carácter de vidalita y de cierta música pampeana», influencias
folklóricas que son características del estilo de Filiberto.
Es “uno de
los tangos de menor cantidad de notas y compases».
Gabino y Filiberto
se conocieron en 1920, presentados por el pintor Quinquela Martín. Ambos
establecieron una sólida sociedad creativa y compusieron juntos gran cantidad
de tangos exitosos, como El pañuelito (1920), La cartita (1921), La Vuelta de
Rocha (1924), entre otros.
Coria
Peñaloza ha contado que una tarde de 1925, en un café de la calle Florida al
300, Filiberto le tarareó una melodía que había compuesto inspirándose en un
sendero de su barrio, La Boca, a la que quería que le pusiera letra. En ese
momento, el poeta hizo un croquis de la melodía en un papel, pero luego lo
perdió. Filiberto siguió insistiendo:
“Cuatro meses después,
volví a encontrarme con Filiberto y me reclamó nuevamente la letra, lo vi tan
apurado en terminar su Tango, que fui a la pensión y empecé a buscar en medio
de tantos papeles donde había viejos poemas, publicaciones, etc., y encontré un
verso: era Caminito, un poema de amor” comentó el poeta.
Se trataba
de un poema escrito más de veinte años antes, inspirado en la ruptura de un
amor de Coria Peñaloza cuando era un joven veinteañero, en el pueblo de Olta,
en La Rioja, de donde era originaria su madre. En aquella ocasión, el poeta se
había enamorado de una profesora de música del lugar, de nombre María, cuya
identidad nunca quiso revelar, con la que mantuvo un apasionado romance. Como
reacción, los familiares de la joven la enviaron a otro lugar para impedir la
relación entre ambos. Coria Peñaloza escribió entonces esos versos, referidos
al Caminito de Olta en el que ambos se veían.
La melodía
creada por Filiberto está originada en una vivencia similar. El propio autor
contó una vez que:
“En 1904, pasaba yo por
esta curva...; iba a mi trabajo... Mi oficio era de mecánico... Después de
muchos años, siendo músico, en 1923, pasé un anochecer, añorando aquellos
tiempos; recordé a una chica que se asomaba a una ventana y me salieron unos
compases de la canción El caminito, que recién en 1926 terminé”.
El Caminito
de la Boca fue primero un arroyuelo y luego una vía ferroviaria destinada a la
circulación de trenes de carga en el puerto de La Boca, que era localmente
conocido como «La Curva». Filiberto recuerda su paso por el lugar para ir a
trabajar a la fábrica, en 1904. En 1920 el ferrocarril dejó de pasar y el
camino permaneció abandonado. En 1923, Filiberto, al tomar ese camino para ir a
su casa en la calle Magallanes 1140, en la que desemboca el sendero, evocó
sentimientos nostálgicos y escribió los primeros compases de la canción. En
1950, un grupo de vecinos entre los que se encontraba el pintor boquense Benito Quinquela Martín, comenzó a
arreglar el lugar y en 1959 la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, lo declaró «calle museo». Desde entonces el lugar ha sido un centro cultural y
turístico.
GARDEL Y CORSINI
Carlos
Gardel hizo tres grabaciones de Caminito, la primera el 26 de noviembre de 1926
(matriz 4076; Odeón 18171) y las otras dos al año siguiente. En las tres
ocasiones, con acompañamiento de guitarras a cargo de José Ricardo y Guillermo
Desiderio Barbieri.
El 5 de mayo
de 1927, el hasta entonces actor y cantante Ignacio Corsini realizó su
interpretación consagratoria de la canción, durante la representación del
sainete Facha Tosta (del italiano, ‘caradura’). Al finalizar, Filiberto, que
estaba presente, se paró sobre la butaca y al mismo tiempo que la golpeaba con
su paraguas gritaba:
¡Bravo,
Ignacio, bravo! ¡Así se canta!
Gardel, que
también estaba presente, en ese acto le cedió a Corsini la canción, un hecho
excepcional, porque Gardel tenía firmado un contrato con Odeón por el que no se
podían grabar nuevas versiones de canciones ya registradas por él. Finalmente,
fue la popularidad que Corsini alcanzó con Caminito, la que lo llevó a dejar
ese año la actuación, para dedicarse exclusivamente a cantar.
Niebla del Riachuelo
Tango 1937
Música: Juan Carlos Cobián
Letra: Enrique Cadícamo
Incomparable. Enrique Cadícamo |
“Turbio fondeadero donde van a
recalar/ barcos que en el muelle para siempre han de quedar...
Sombras que se alargan en la noche del
dolor; / náufragos del mundo que han perdido el corazón...
Puentes y cordajes donde el viento
viene a aullar, / barcos carboneros que jamás han de zarpar.../ Torvo
cementerio de las naves que al morir, / sueñan sin embargo que hacia el mar han
de partir...
¡Niebla del Riachuelo!../Amarrado al
recuerdo/yo sigo esperando...
¡Niebla del Riachuelo!.../De ese amor,
para siempre,/me vas alejando...
Nunca más volvió,/nunca más la vi,/nunca
más su voz nombró mi nombre junto a mí.../ esa misma voz que dijo:
"¡Adiós!".
Sueña, marinero, con tu viejo
bergantín,/ bebe tus nostalgias en el sordo cafetín.../ Llueve sobre el puerto,
mientras tanto mi canción;/ llueve lentamente sobre tu desolación...
Anclas que ya nunca, nunca más, han de
levar,/ bordas de lanchones sin amarras que soltar.../ Triste caravana sin destino
ni ilusión,/ como un barco preso en la "botella del figón"...
Enrique
Cadícamo, prolífico autor, de obra inconmensurable, dice sobre La Boca: “Puede
decirse entonces que el imperio del tango fue La Boca. Entre las calles Suarez
y Necochea. Era una esquina brava donde chirleaba el fango, en el café concert
o en la semicorchea.
Si bien no puede afirmarse que fue el lugar de origen del género,
si fue donde se asentaron sus primeros pilares.
TRES AMIGOS- Tango 1944
CUANDO CADÍCAMO INMORTALIZA LA ESQUINA DE SUÁREZ Y NECOCHEA.
Letra y Música: Enrique Cadícamo
¿Dónde andarás, Pancho Alsina?/¿Dónde
andarás, Balmaceda?/ Yo los espero en la esquina /de Suárez y Necochea”...
*Por Norma Rosa Torello - Directora Periódico Conexión 2000 Comuna 4- Conductora Radio Conexión en el aire FM 90.7 Flores- Escritora