Por Norma Rosa Torello y Martín Scotto
El 26 de noviembre
se cumplieron 100 años del primer sufragio de una mujer en la Argentina. La protagonista del suceso, Julieta Lanteri,
votó el 26 de noviembre de 1911 en una elección de concejales en el atrio de la
Iglesia San Juan Evangelista de La Boca, ante la mirada desconcertada de las autoridades
de mesa y como consecuencia de una persistente e inteligente militancia por los
derechos de la mujer.
Para el año 1911 gobernaba la Argentina el Presidente Roque Sáenz Peña, el país aún no
contaba con una ley electoral que asegurase la transparencia de los comicios y
simplemente ganaba las elecciones el candidato que más poder o mayores recursos
tenía para garantizar el fraude. Hasta el año 1905 se sufragaba a viva voz ante
la autoridad de mesa y a partir de aquel año, comenzaría a aplicarse el voto
escrito, que consistía en la entrega al presidente del comicio de un papel
manuscrito con el nombre de los candidatos a quienes se votaba.
Lejos estaba el sistema político argentino, monopolizado
desde 1880 por el Partido Autonomista
Nacional, en permitir el voto de la mujer, cuando incluso por medio del
fraude desconocía este derecho para la gran mayoría de los hombres, quienes por la ley de entonces eran los
únicos habilitados para elegir a los gobernantes.
Pero la negación de derechos civiles y políticos de la
mujer no era solo una cuestión Argentina. En 1911, solo tres países en todo el
mundo permitían el voto femenino (Nueva Zelanda, Australia y Finlandia), y
recién en 1917 Uruguay se trasformaría en el primer país Americano en
reconocerlo.
Con esta realidad debía convivir Julieta Lanteri, una medica y
activista por el voto femenino insuficientemente reivindicada por la historia
de nuestros días, que gracias a su ingenio y persistente lucha, se
transformaría en la primera mujer en votar en una elección argentina en el año
1911.
Pero para que Julieta Lanteri pudiera votar en noviembre de
1911, debieron de ocurrir varias cosas previamente:
La primera fue que en el año 1907, el Congreso de la Nación sancionó la
Ley N° 5.098 referida a la organización de la Municipalidad de la Ciudad de
Buenos. La norma determinó quienes podían votar en la elección de
representantes para el Concejo Deliberante, señalando en su articulo 7
que: “Las comisiones empadronadoras
inscribirán en el registro: A los ciudadanos mayores
de edad que sepan leer y escribir, que se presenten personalmente a solicitar
la inscripción y que hayan pagado en el año impuestos municipales por valor de
cien pesos como mínimo, o contribución directa, o patente comercial o
industrial por igual suma o ejerzan alguna profesión liberal dentro del
municipio y se hallen domiciliados en él desde un año antes de la inscripción”.
La segunda de ellas, fue que Julieta
Lanteri, nacida en Italia, adquirió la ciudadanía argentina luego de
batallar en Tribunales por más de 8 meses, siendo la segunda mujer extranjera
en la historia de nuestro país en obtenerla.
La tercera fue que durante 1911,
se abrió la inscripción para el padrón electoral de la Ciudad de Buenos Aires.
Este debía ser actualizado cada cuatro años de acuerdo a la Ley Nº 5.098 y Julieta
Lanteri había advertido que dicha norma nada decía sobre el sexo de las
personas habilitadas para votar. En su caso sabía leer y escribir, residía en
la Ciudad de Buenos Aires desde más de un año, y ejercía una profesión
“liberal” como la medicina. Solo le
quedaba probar suerte y presentarse ante las autoridades para solicitar su
inscripción.
Un día después de conseguir su
carta de ciudadanía, exactamente un 16 de julio de 1911, y estando abierta la
inscripción en los padrones electorales de la Ciudad, Julieta se dirigió a una
dependencia municipal a realizar el tramite.
Araceli Bellota, autora del libro “Julieta Lanteri. La Pasión de una mujer”, señala que “El
16 de julio se presentó en la dependencia municipal y, ante el asombro del
empleado, le agitó su carta de ciudadanía y una copia de la ley 5.098 del 29 de
julio de 1907, que disponía que se renovara el padrón de la Capital Federal
cada cuatro años …”
Las elecciones se llevaron a cabo el 26 de noviembre de
1911. La Ciudad elegía 22 concejales y su Intendente era Joaquín S. de
Anchonera.
Ana María de Mena, otra de las investigadoras sobre la vida de Lanteri, relata en su libro “Paloma Blanca” que
“El 26 de noviembre de ese año se produjo la elección para la renovación de
concejales de Buenos Aires y ese día la Dra. Lanteri votó en la Iglesia San
Juan Evangelista de La Boca. Presidía la mesa el Dr. Adolfo Saldias , quien le
manifestó su satisfacción por haberle firmado la boleta a la primera mujer que
sufragó en Sudamérica”.
Julieta Lanteri no vivía en La Boca y su
domicilio era en la calle Suipacha 782. Y si bien podría no resultar relevante
para este acontecimiento histórico el lugar donde emitió su voto esta intrépida
mujer, el hecho que haya sido en La Boca lo hace más legendario aún.
Hasta ahora los que han escrito
sobre la vida de la Dra. Lanteri, no han profundizado los motivos por
los cuales sufragó en el atrio de la Iglesia San Juan Evangelista, aunque
surgen de ellos que Julieta tenía fuertes lazos que la vinculaban directamente
al barrio. Mantenía una estrecha relación con Alfredo Palacios,
dirigente socialista que en 1904 había sido electo diputado nacional por La
Boca también sin residir en la zona y más tarde, en 1920 su candidatura a
Diputada por el Partido Nacional Feminista sería presentada por el Comité
Popular de La Boca y Barracas, situado en la calle Necochea 1341.
Según señaló la escritora Ana
María de Mena en un reciente homenaje a la Dra. Lanteri en el Museo
Histórico de La Boca, luego de haber votado, Julieta informó a la prensa de
su hazaña, lo que provocó un gran revuelo y hasta burlas a las autoridades.
Tiempo después, el Concejo Deliberante porteño sancionaría una Ordenanza
aclaratoria donde señalaba que estaba prohibido el voto femenino, en virtud que
el empadronamiento se basaba en los registro del servicio militar obligatorio,
del que estaban exceptuadas las mujeres.
Incansable, al tomar conocimiento
de la prohibición del Concejo Deliberante, Julieta Lanteri intentó
enrolarse en diversas unidades militares para sortear la traba puesta para
integrar el padrón electoral, pero esa ya es otra historia.
Tuvieron que pasar unos largos 40 años para que las mujeres pudieran votar masivamente en 1951, aunque Julieta Lanteri ya no estaba para verlo. Había fallecido en dudosas circunstancias en 1932.
El voto femenino aprobado
por el Congreso mediante la Ley Nº 13.013 en septiembre de 1947 e implementado
en las elecciones de 1951 es también mérito de Julieta Lanteri sin lugar a dudas.
Julieta Lanteri es un ejemplo de lucha y
perseverancia en sus convicciones. En una incipiente argentina de principios
del siglo XIX donde todo estaba por hacerse, Julieta fue a fuerza de trabajo y
sacrificio, de las primeras en todo: de las primeras medicas y profesionales,
de las primeras mujeres en obtener la ciudadanía, de las primeras mujeres en
ejercer la docencia universitaria, la primera mujer en fundar un partido
político, la primera mujer en votar, la primera mujer candidata a un cargo
electivo, de las primeras en reivindicar los derechos del niño, de las primeras
en luchar contra la trata de personas... en fin fue de las primeras en abrir
caminos y en construir los cimentos de todo lo que vino después.