lunes, 27 de febrero de 2012

JULIETA LANTERI Y EL PRIMER VOTO FEMENINO EN LA BOCA

Por Norma Rosa Torello y Martín Scotto

El 26 de noviembre se cumplieron 100 años del primer sufragio de una mujer en la Argentina.  La protagonista del suceso, Julieta Lanteri, votó el 26 de noviembre de 1911 en una elección de concejales en el atrio de la Iglesia San Juan Evangelista de La Boca, ante la mirada desconcertada de las autoridades de mesa y como consecuencia de una persistente e inteligente militancia por los derechos de la mujer.


Julieta Lanteri supervisando un lugar de votación.



Para el año 1911 gobernaba la Argentina el Presidente Roque Sáenz Peña, el país aún no contaba con una ley electoral que asegurase la transparencia de los comicios y simplemente ganaba las elecciones el candidato que más poder o mayores recursos tenía para garantizar el fraude. Hasta el año 1905 se sufragaba a viva voz ante la autoridad de mesa y a partir de aquel año, comenzaría a aplicarse el voto escrito, que consistía en la entrega al presidente del comicio de un papel manuscrito con el nombre de los candidatos a quienes se votaba.

Lejos estaba el sistema político argentino, monopolizado desde 1880 por el Partido Autonomista Nacional, en permitir el voto de la mujer, cuando incluso por medio del fraude desconocía este derecho para la gran mayoría de los hombres,  quienes por la ley de entonces eran los únicos habilitados para elegir a los gobernantes.

Pero la negación de derechos civiles y políticos de la mujer no era solo una cuestión Argentina. En 1911, solo tres países en todo el mundo permitían el voto femenino (Nueva Zelanda, Australia y Finlandia), y recién en 1917 Uruguay se trasformaría en el primer país Americano en reconocerlo.

Con esta realidad debía convivir Julieta Lanteri, una medica y activista por el voto femenino insuficientemente reivindicada por la historia de nuestros días, que gracias a su ingenio y persistente lucha, se transformaría en la primera mujer en votar en una elección argentina en el año 1911.

Pero para que Julieta Lanteri pudiera votar en noviembre de 1911, debieron de ocurrir varias cosas previamente:

La primera fue que en el año 1907, el Congreso de la Nación sancionó la Ley N° 5.098 referida a la organización de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos. La norma determinó quienes podían votar en la elección de representantes para el Concejo Deliberante, señalando en su articulo 7 que: “Las comisiones empadronadoras inscribirán en el registro: A los ciudadanos mayores de edad que sepan leer y escribir, que se presenten personalmente a solicitar la inscripción y que hayan pagado en el año impuestos municipales por valor de cien pesos como mínimo, o contribución directa, o patente comercial o industrial por igual suma o ejerzan alguna profesión liberal dentro del municipio y se hallen domiciliados en él desde un año antes de la inscripción”.

La segunda de ellas, fue que Julieta Lanteri, nacida en Italia, adquirió la ciudadanía argentina luego de batallar en Tribunales por más de 8 meses, siendo la segunda mujer extranjera en la historia de nuestro país en obtenerla.

La tercera fue que durante 1911, se abrió la inscripción para el padrón electoral de la Ciudad de Buenos Aires. Este debía ser actualizado cada cuatro años de acuerdo a la Ley Nº 5.098 y Julieta Lanteri había advertido que dicha norma nada decía sobre el sexo de las personas habilitadas para votar. En su caso sabía leer y escribir, residía en la Ciudad de Buenos Aires desde más de un año, y ejercía una profesión “liberal” como la medicina. Solo  le quedaba probar suerte y presentarse ante las autoridades para solicitar su inscripción.

Un día después de conseguir su carta de ciudadanía, exactamente un 16 de julio de 1911, y estando abierta la inscripción en los padrones electorales de la Ciudad, Julieta se dirigió a una dependencia municipal a realizar el tramite.

Araceli Bellota, autora del libro “Julieta Lanteri. La Pasión de una mujer”, señala que “El 16 de julio se presentó en la dependencia municipal y, ante el asombro del empleado, le agitó su carta de ciudadanía y una copia de la ley 5.098 del 29 de julio de 1907, que disponía que se renovara el padrón de la Capital Federal cada cuatro años …”

Las elecciones se llevaron a cabo el 26 de noviembre de 1911. La Ciudad elegía 22 concejales y su Intendente era Joaquín S. de Anchonera.

Ana María de Mena,  otra de las investigadoras sobre la vida de Lanteri,  relata en su libro “Paloma Blanca” que “El 26 de noviembre de ese año se produjo la elección para la renovación de concejales de Buenos Aires y ese día la Dra. Lanteri votó en la Iglesia San Juan Evangelista de La Boca. Presidía la mesa el Dr. Adolfo Saldias , quien le manifestó su satisfacción por haberle firmado la boleta a la primera mujer que sufragó en  Sudamérica”.

Julieta Lanteri no vivía en La Boca y su domicilio era en la calle Suipacha 782. Y si bien podría no resultar relevante para este acontecimiento histórico el lugar donde emitió su voto esta intrépida mujer, el hecho que haya sido en La Boca lo hace más legendario aún.

Hasta ahora los que han escrito sobre la vida de la Dra. Lanteri, no han profundizado los motivos por los cuales sufragó en el atrio de la Iglesia San Juan Evangelista, aunque surgen de ellos que Julieta tenía fuertes lazos que la vinculaban directamente al barrio. Mantenía una estrecha relación con Alfredo Palacios, dirigente socialista que en 1904 había sido electo diputado nacional por La Boca también sin residir en la zona y más tarde, en 1920 su candidatura a Diputada por el Partido Nacional Feminista sería presentada por el Comité Popular de La Boca y Barracas, situado en la calle Necochea 1341.

Según señaló la escritora Ana María de Mena en un reciente homenaje a la Dra. Lanteri en el Museo Histórico de La Boca, luego de haber votado, Julieta informó a la prensa de su hazaña, lo que provocó un gran revuelo y hasta burlas a las autoridades. Tiempo después, el Concejo Deliberante porteño sancionaría una Ordenanza aclaratoria donde señalaba que estaba prohibido el voto femenino, en virtud que el empadronamiento se basaba en los registro del servicio militar obligatorio, del que estaban exceptuadas las mujeres.

Incansable, al tomar conocimiento de la prohibición del Concejo Deliberante, Julieta Lanteri intentó enrolarse en diversas unidades militares para sortear la traba puesta para integrar el padrón electoral, pero esa ya es otra historia.


Tuvieron que pasar unos largos 40 años para que las mujeres pudieran votar masivamente en 1951, aunque Julieta Lanteri ya no estaba para verlo. Había fallecido en dudosas circunstancias en 1932.

El voto femenino aprobado por el Congreso mediante la Ley Nº 13.013 en septiembre de 1947 e implementado en las elecciones de 1951 es también mérito de Julieta Lanteri sin lugar a dudas. 

Julieta Lanteri es un ejemplo de lucha y perseverancia en sus convicciones. En una incipiente argentina de principios del siglo XIX donde todo estaba por hacerse, Julieta fue a fuerza de trabajo y sacrificio, de las primeras en todo: de las primeras medicas y profesionales, de las primeras mujeres en obtener la ciudadanía, de las primeras mujeres en ejercer la docencia universitaria, la primera mujer en fundar un partido político, la primera mujer en votar, la primera mujer candidata a un cargo electivo, de las primeras en reivindicar los derechos del niño, de las primeras en luchar contra la trata de personas... en fin fue de las primeras en abrir caminos y en construir los cimentos de todo lo que vino después.










JULIETA LANTERI

Nota publicada en la edición del mes de Diciembre 2011 Periódico Conexión 2000 Arte y Cultura


Mis actos son una afirmación de mi conciencia que me dice que cumplo con mi deber” Julieta Lanteri.

Julia Magdalena Angela Lanteri, así era su verdadero nombre, nació el 22 de marzo de 1873 en un pueblo llamado Cuneo en el norte de Italia. Sus padres, Matea Guidi y Antonio Lanteri se trasladaron a la Argentina en 1879. Residieron unos pocos años en la Ciudad de Buenos Aires y luego se instalaron en La Plata.
A los trece años ingresó al Colegio Nacional de La Plata y en 1896 fue aceptada para estudiar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
Luego de arduos años de estudio y de vencer prejuicios propios de un ambiente universitario poco acostumbrado a la presencia de mujeres en las aulas, obtuvo su diploma de Doctora en Medicina y Cirugía en 1907. Así se convierte en la sexta médica recibida en Argentina y, junto con la primera, la Dra. Cecilia Grierson, funda la Asociación Universitaria Argentina.

Integró en 1906 el Centro Feminista del Congreso Internacional del Libre Pensamiento que se hizo en la Ciudad de Buenos Aires, junto a Alicia Moreau de Justo, Sara Justo y Elvira Rawson de Dellepiane, entre otras, para reclamar por los derechos cívicos femeninos en la Argentina.
Se casó a los 36 años con un hombre menor que ella nacido en Estados Unidos, Alberto Renshaw, aunque su matrimonio duró muy poco tiempo, precisamente por la pasión puesta por Julieta a sus causas de lucha publica.
Debió nacionalizarse en 1911 para poder ocupar un cargo docente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, y con ello logró fugazmente empadronarse y votar en las elecciones de concejales en 1911.
En abril de 1919 fundó el Partido Feminista Nacional, convencida de que la ley prohibía el voto de las mujeres pero no les impedía postularse a cargos electivos. Fue candidata a Diputada Nacional y a Concejal por la Ciudad de Buenos Aires en diversas oportunidades, haciendo su mejor elección en 1920 con el voto de 1730 hombres y obteniendo solo 204 en 1928. 
El mismo 7 de marzo de 1920, fecha en que los hombres votaban para elegir Diputados Nacionales, distintas organizaciones como la Unión Feminista Nacional y el Comité Pro Sufragio Femenino organizaron un simulacro de votación para mujeres en distintos puntos de la Ciudad. Se postulan como candidatas en el simulacro Alicia Moreau de Justo por el Partido Socialista, Elvira Rawson de Dellepiane por un sector de la Unión Cívica Radical y Julieta Lanteri por el Partido Feminista Nacional, quien en principio había rechazado la idea del ensayo. Votaron cerca de 4000 mujeres y obtuvo la mayor cantidad de sufragios Alicia Moreau de Justo, seguida por Julieta Lanteri.
La Dra. Lanteri solventó sus campañas electorales con ahorros propios y la venta de sus bienes, hasta quedar casi en la ruina.  Luego del Golpe de Estado de 1930 se recluyó a sus tareas profesionales, y comenzó a reorganizar su Partido a fines de 1931. En sus últimos meses de vida, había dado una conferencia en la Facultad de Derecho de La Plata preocupada por el creciente autoritarismo en Sudamérica, motivo que la llevó a entrevistarse con el ex Presidente Marcelo Torcuato de Alvear. 
El 23 de febrero de 1932 Julieta Lanteri fue atropellada por un automóvil que circulaba marcha atrás en la esquina de Diagonal Norte y Suipacha. Sufrió una severa lesión en el cráneo que le produjo la murete el 25 de febrero. Fue despedida en una nutrida ceremonia en el cementerio de la Chacarita. Tenia 59 años de edad.
Los periódicos hablaron poco del accidente y se dedicaron a exaltar su trayectoria. El Diario, el medio grçafico que más había ridiculizado su lucha señaló: “Cuando el feminismo argentino, hoy despierto y de pie, ocupe el lugar que le corresponde en la discusión y manejo de los intereses públicos, el recuerdo de la Doctora Lanteri se irá agrandando en el agradecimiento de las mujeres hasta adquirir la estatura de precursora que legítimamente le corresponde”.
Solo la Revista Caras y Caretas publicó una nota de la periodista Adelia Di Carlo insinuando la hipótesis de un atentado. Para la escritora Ana María de Mena se trató de un crimen político. Señala en su libro que el conductor del vehículo que se dio a la fuga era David Klapenbach, integrante de la Liga Patriótica, una organización de ultra derecha que se dedicaba a amedrentar y romper huelgas. Asimismo, la investigadora Araceli Bellota relata que la pagina del sumario policial donde se describe el accidente resulta ilegible, como si se le hubiera derramado un vaso de agua sobre la escritura, cuando el resto de las actuaciones son perfectamente legibles.
Nunca se investigó el hecho, y mucho menos al conductor del vehículo, coincidente con una etapa de la Argentina  signada con persecuciones políticas y fraude electoral.



HOMENAJE A LA DRA. LANTERI EN LA BOCA


Foto Conexión 2000. Graciela Linari, Sara García Fazio de Dadi, Rubén Granara Insua, Irene Lanteri, Norma Rosa Torello, Ana Maria de Mena, Judith Carlos Lanteri en la entrega de fotos al Museo Histórico de La Boca.



El pasado lunes 21 de noviembre se llevó a cabo en el Museo Histórico de La Boca un homenaje a la Dra. Julieta Lanteri, en conmemoración de los 100 años del histórico voto que la tuviera como protagonista en el barrio de La Boca.



El homenaje estuvo a cargo de la investigadora y escritora Ana Maria de Mena, quien publicó el libro “Paloma Blanca” sobre la vida y trayectoria de Julieta Lanteri, y del Presidente de la Fundación Museo Histórico de La Boca Rubén Granara Insua.

Sobre el cierre, Graciela Linari, Judith Carlos Lanteri e Irene Lanteri de Navarro, familiares de Julieta Lanteri y en representación de la Comisión de Homenaje por el Centenario del Voto Femenino, hicieron entrega en donación a la Fundación Museo Histórico de La Boca de 12 fotos de la Dra. Lanteri para el archivo de esa entidad.

Participaron del acto representes de entidades y vecinos de La Boca y de la Universidad Nacional del Comahue, de la Universidad Nacional de La Plata, del Instituto de Investigaciones Históricas - Manzana de las Luces, de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas, de la Revista Palabras con Historia, y de la Biblioteca Popular M. Belgrano que integran la Comisión de Homenaje por el Centenario del Voto Femenino.